20 de febrero de 2014

Barranco de Santa María

 Un alucinado de la bici, Jesús, nos dice un día: "vais por el camino del agua y cuando llegáis a Villalba, en vez de ir al pueblo, continuais el camino hasta que a la derecha sale un camino empinado. Es un poco incómodo de subir (¿incómodo?, ¡su madre!) y llegáis a un cruce, todo recto y da a la Ciudad Encantada".



Nosotros que tenemos el GPS en la memoria, allá que te vamos. Llegar a Villalba y subir la incómoda, maldita, cuesta vaya que te vaya, pero al llegar al cruce con tres opciones dudamos. Allí había carteles de pequeño recorrido, había más barro y mucho monte. Tomamos a la izquierda después de pensarlo una o ninguna vez. Y nos dimos de bruces con el barranco de Santa María.



La ruta se resume rápido, bici al hombro más de una hora, pasando por laderas imposibles. Después de coronar cuatro o cinco cimas, vemos a lo lejos el salto de Villalba y por una trialera llegamos a la carretera de Villalba.

Obviamente, días después hicimos la ruta nuevamente ya tomando el camino correcto y disfrutando del interior de ese frondoso monte que discurre a lo largo del arroyo del Océñigo.







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