20 de febrero de 2014

Cuenca-Palancares-Estación-Cañada-Torcas-Cuenca

 Una de las rutas más bonitas que hemos hecho ha sido desde Cuenca a Cañada del Hoyo y vuelta. La hemos hecho dos veces. Subir a Palancares ya tiene su cosa y más pensando que es nada más iniciar la ruta. El desvío hasta la estación es cómodo si vas apartando del camino a las vacas que te miran con cara de indiferencia. Merece la pena detenerse en el tiempo en la ahora abandonada estación de los Palancares. Se conservan muy bien los edificios y te hablan de lo próspera que fue la zona con la tala de pinos. Después de cruzar varias verjas (esto sí es ponerle puertas al campo y cada día más y con la ley que prepara Cospedal todavía más) nos vamos acercando al pueblo de Cañada del Hoyo y a su imponente castillo restaurando con dinero privado. Un descanso corto, unas nueces, un higo y un buen trago de agua y puesta a punto para subir desde el pueblo hasta pino candelabro (ya cerca de las torcas) por un estrecho no muy pronunciado pero constante. Después de unas cuantas vacas (otras diferentes), piedras sueltas y mucho bosque encantado, llegamos al pino Candelabro (árbol singular junto al pino Abuelo) para hacernos las fotos de rigor. Aún quedan fuerzas para ir a ver alguna que otra torca (es que no me canso de verlas) y enfilar la bicicleta hacia Cuenca (aún quedan kilómetros pero cuesta abajo). Al llegar al cruce de la carretera de Teruel siempre decimos lo mismo: ójala que el viento no venga de cara porque llegar por ese llano a Cuenca con viento es remar contracorriente. Algo de suerte, el viento es de costado. Anima el pensar en las cervezas de fin de ruta (una o dos o...)




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