26 de enero de 2015

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Por el alto de la Nava

El día aparecía soleado, frío y apetecía subir cuestas. Queríamos llegar hasta el alto de la Nava partiendo de Verdelpino pero bordeando por la parte sur la finca de Santa Elena y ascender por unos de sus laterales. Empezamos a disfrutar de las zonas con nieve en las partes del terreno con más sombría. Llegando a la cota más alta, la nieve se hizo permanente con más de 5 cm. y los últimos seis kilómetros se hicieron duros porque era difícil avanzar sin perder el equilibrio. La bajada hasta Valdecabras se alternaba entre el espesor de la nieve y las trampas de las placas de hielo. Al final, como siempre, la bici no defrauda y fue un día para recordar.







5 de enero de 2015

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Por los alrededores

Hacía una buena mañana de sábado el día 3 de enero. Decidimos quedarnos por los alrededores: Casasola, la parte alta de San Antón para disfrutar de las vistas de Cuenca, bajada a la ermita de San Julián,
por una senda de aupa, y subida al Castillo por San Isidro para terminar con una cervecita al sol en el barrio del Castillo. ¿Hay quién dé algo más?.
Ah! Al bajar mirad lo que nos encontramos en pleno Enero de 2015( ver vídeo)

2 de enero de 2015

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Masegosa-El Tobar-Hoces del Cuervo-Cruz del Solán

Ya habíamos programado esta ruta varias veces desde que la vimos en el blog de Rafael Conejos. Decidimos hacerla el 30 de diciembre, justo cuando anunciaban una bajada de temperaturas, hasta -6 Cº. Llegamos cerca de las 10 a Masegosa y pie a tierra para descargar las bicis y prepararnos para la ruta: ropa térmica, protecciones y en marcha.
El suelo estaba helado pero se adivinaba fácilmente el barro por debajo. Ya adivinábamos que a media mañana las cosas se iban a poner difíciles cuando el terreno se deshelara.

Nos acercamos hasta un mirador desde donde se divisa El Tobar, Beteta y sobre todo la laguna. Preciosa vista antes de acometer la bajada por una trialera directa al pueblo.200 metros de desnivel y dolor de brazos al llegar abajo.

Rodeamos la laguna y subida al cerro de San Cristobal,  1380 m. desde donde se divisa una tremenda extensión de toda la zona. A un lado la Mogorrita y el cerro de San Felipe; al otro incluso de llega ver la sierra de Madrid. Arriba nos acompañaba el viento, un camión de bomberos con cierta antigüedad y la solitaria pista del aeródromo.

Bajada del cerro de San Cristobal y dirección a los cortados de las hoces del Cuervo. La pistas seguían heladas pero ya con zonas donde aparecía el barro. Muchos charcos helados y grandes. Era un placer pasar por encima de ellos. Llegamos a las hoces del río Cuervo después de atravesar caminos de pinos, tilo, tejo, avellano, álamos, acebos... y acompañados de una colonia poblada de buitres y algún alimoche.




Sorteando los diferentes cruces, llegamos a la Cruz del Solán para contemplar desde arriba el balneario y toda la majestuosidad de la hoz.







El regreso fue más rápido, se nos hacía tarde y teníamos que volver a Masegosa. El último repecho entre la laguna del Tobar y el pueblo se nos hizo cuesta arriba (y nunca mejor dicho). A las 3,30 estábamos comiendo en el restaurante de Agustín, al calor del fuego y de las historias repetidas de este cartero rural cuya edad es impredecible.




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Por la Ciudad Encantada

Hacía frío pero habíamos decidido salir. Elegimos la carretera dirección Valdecabras y llegar hasta la Ciudad Encantada y volver. Por los alrededores de la Ciudad Encantada hay lugares dignos de recorrerlos sin prisa, asomándose al vacio  de las hoces, jugando con las formas de las rocas. Fue una salida entretenida y accidentada, a cada uno de nosotros le pasó un incidente con la tecnología: el GPS saltó de la bici (Dani), perdimos un móvil en el agua (rescatado finalmente) (Manolo) y otro se cayó al suelo partiéndose la pantalla (Alejandro). Serán los duendes traviesos que habitan estos parajes.